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CUNETAS

  • Foto del escritor: Abril Comas
    Abril Comas
  • 8 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Yo sé dónde está tu Jacinto!

Pa que luego digáis que soy el tonto del pueblo ná más que porque me tenéis envidia, porque mi padre manda y vio una vez a Franco cuando vino a Pozoblanco a los toros.

Ya no lo busques más. Te chinchas que lo han matao por rojo. Me lo ha dicho mi madre. Que mi padre se lo llevó de paseo anoche. Y a la Dolores y a su Carmelilla, la chica, por rojas y por masonas y por llevarle comida a los herejes que se han echao al monte y nos quieren matar a tós. Y dice mi madre que luego en la tapia del cementerio le decía a mi padre que a su Carmelilla no, que son 17 abriles y na tiene que ver en esto, que la has visto jugar enfrente de tu casa y yo no sé que más cosas le decía.

Pero me ha dicho mi madre que mi padre en su sitio, como un señor, que le dijo que cerrara el pico y contra la tapia la dos.

Que ayer con la fresca, cuando las mujeres de bien rezaban el rosario a la puerta de mi casa pasaron las dos, la Dolores y la Carmelilla que venían de la siega y que doña Aurora vió como la Dolores escupía cuando pasó por su lao porque esos comunistas ateos le han metio el demonio en la sesera.

Y también dice mi madre que está mu preocupá de que la Dolores le haya pegao la rabia a mi padre, que cuando le dijo si quería venda o no, le mordió la mano mu fuerte y que don Santos le ha tenio que coser con una aguja de verdad, con lo que duele eso.

Y dice mi madre que a tu Jacinto lo tuvieron que matar primero porque se tiró como un perro de presa a coger a mi padre del cuello cuando se bajaron del camión ese que les paseaba.

Y mi padre le contó a mi madre que con lo chico que era no había quien pudiera con él porque también llevaba el demonio dentro. Que el Chinarrillo se lo tuvo que arrancar a mi padre del cuello y pegarle un tiro, y luego otro, porque todavía se movía y luego otro en la cabeza porque no había manera. Y que cómo será, que se murió con el puño cerrao y el Chinarrillo no se lo ha podio abrir ni pa enterrarlo. Que ese va a ir derechito al infierno con su padre y su abuelo.

Y yo me he despertao cuando mi madre le ha dicho a mi padre que no le contará más que la estaba poniendo mala, que se iba a la cocina a hacer café. Pero mi padre ha seguío hablando hasta que se ha quitao la ropa con la peste a rojo y yo me quedao detrás de la puerta pa oírlo tó como un hombre, que a mi no me da miedo. Me ha dao risa porque decía mi padre que la Carmelilla, la chica, se ha meao encima, y luego el tonto soy yo que ya hace mucho que no meo la cama.

Y ha contao mi padre que le dijo al Chinarro que “arreando” que hoy teníamos la puesta de largo de Teresita y había mucho camino de viaje a Sevilla.

Y que el Chinarrillo es un maricón que temblaba más que la Dolores y la Carmelilla juntas y parecía que no encontraba el gatillo y ellas cantando la canción esa, cada una con un puño arriba mirándolo a los ojos. Entonces mi padre, que es muy macho y ha matao ya muchos rojos, le ha quitao el fusil al Chinarrillo y les ha pegao lo menos diez tiros hasta que han dejao de moverse. Y ya él se ha venio pa casa y le ha dicho al Chinarrillo que los tape con un poco de tierra a los tres, como perros, en cualquier cuneta, y que no le diga a nadie dónde pa que no podáis ni llorarlos a gusto. Así que te chinchas que a tu Jacinto no lo ves más ni vivo ni muerto.

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